He transitado por la zona más profunda del alma, mi abismo y sus Criaturas Abismales, aquellas inspiraciones permitieron distinguir la luz de la conciencia creadora, permitiendo mudar la piel y llegar al segundo mundo en este viaje particular que me llevará una vez más hacia las galaxias interiores con un objetivo único; continuar descubriendo la sabiduría ancestral que se encuentra imbuida en todos nosotros. Procurar los artilugios para ver más allá de lo habitual, comprender y abrazar la vida en todas sus formas,  quitar los velos impuestos por las culturas, los dogmas, los constructos y transmutar a un ser ingobernable.

Abracé mi sombra, acepté el reflejo que me devuelve el espejo y con ello, mis otros ojos perciben lo que habita del otro lado. He de reconocer la belleza y la fragilidad de la existencia, valorar el flujo vital que recorre el cuerpo y saborear el pequeño gran momento en este plano. Recordar que toda vida es preciosa, que no hay monstruos, ni criaturas extrañas y que aquellos cuerpos se parecen a los nuestros... somos nosotros mismos.

Siguiendo el espíritu general de este proyecto -la creación-, convocamos a otros demiurgos, hacedores de mundos y decimos que todo está conformado de una sola fuerza, desde las piedras del río, las estrellas, las galaxias y por supuesto nosotros mismos, todo lo demás es una diversidad de esa misma “fuerza”; somos materia creadora. Entonces, el ser humano crea y es capaz de desarrollar, pensar, sentir y erigir todo aquello que quiere, anhela y por desgracia, aquello que intenta rechazar, también lo crea. Por lo dicho, el Demiurgo accede a esta conciencia para trabajar sobre diez potencias o entidades elementales, Egregores que acompañan nuestra vida por este plano. Aquellas inspiraciones serán transmutadas creando Tulpas en tres niveles de percepción y existencia:
 

• La Idea- La emoción primera del Demiurgo.

• La Materia- Aquella entidad es llevada a la tercera dimensión por medio de la mímesis, mediante el uso de recursos tecnológicos y fotográficos.

• La Energía- Anaglifos que descubrirán lo que hay detrás del espejo.  

 

Realmente somos pura energía que vibra, información que se encuentra en constante conexión con el universo. El ser humano siempre se encuentra en la búsqueda de un Ser Superior, un Maestro, un Dios, un no sé Qué y se encuentra tan abrumado en dicho periplo que no se da cuenta que el maestro que busca lo tiene en frente de si o durmiendo a su lado y está allí precisamente para permitirte ver aquellas cosas que no podrías ver si no estuviera allí, por lo tanto deberías sentirte agraciado de tener tantos espejos a tu alrededor para poder ver todas tus partes, en diferentes ángulos y distancias. En otras palabras, poder ver, aceptar y hacer uso de esta percepción quita la idea de separación o estar separado de todo, porque nunca olvides que para que alguien exista, debe existir el otro y eventualmente nuestras energías resuenan. Y esta resonancia puede ser sonante o disonante y sea cual fuere, no debería “importar”, porque lo significativo es estar agradecido a todo lo que suceda, guste o disguste. Porque quitando la expectativas impuestas por el ego, las cuales que obedecen a una programación sociocultural nos damos cuenta que estamos programados, como si de software informático se tratase, comprenderemos cuan limitados y presos nos encontramos por nosotros mismos. Por lo tanto, si podemos quitarnos aquella venda, comprenderemos el “estado” que realmente poseemos y disfrutaremos mucho más nuestro pequeño gran momento en este mundo.